30 ene 2013

La séptima noche, de Alina Reyes, en Tusquets

Es medianoche. Una atractiva mujer entra en un hotel discreto y pide por una habitación donde alguien le espera. Está nerviosa: sólo ha visto una vez al hombre que la ha citado, y eso ocurrió hace ya dieciocho meses. Su deseo aumenta cuando él abre la puerta de la habitación en penumbra y, en vez de acercarse a ella, parece rehuirla. Minutos después, el hombre le recuerda que, tal como han pactado, esa primera noche no podrán tocarse, lo que lleva a la mujer casi a la desesperación... Se convierten así en «dos cometas ardientes, lanzados a vertiginosa velocidad, que se encontrarán el uno con el otro, aunque desde tierra parecen inmóviles, y procuran desviar ligeramente su trayectoria para retrasar el éxtasis de su desintegración recíproca».
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